Me encantan las listas. Tanto las de papel como las digitales. De las de papel me gusta el placer de tachar las tareas que ya he realizado, arrancar las hojas completas y hacerlas pedacitos. De las digitales agradezco guardar el histórico y la posibilidad de clasificar las tareas en categorías. La aplicación que utilizo desde hace años es Wunderlist, que ocupa uno de los puestos de honor en mis cinco aplicaciones favoritas para organizarme.

Suelo tenerlas duplicadas para incrementar el placer de marcar una tarea completada. También porque así son accesibles en cualquier momento. Aprovecho los tiempos muertos o los momentos de bloqueo para echarles un vistazo y ver si puedo avanzar o resolver cualquiera de ellas. Siempre llevo una libreta y un boli en el bolso.

Con algunos tipos de tareas (sobre todo con las recurrentes) me funciona asignarlas a un calendario. Me da una visión global de lo que quiero hacer en un determinado periodo de tiempo. Al comenzar el año, siempre me imprimo el nuevo calendario en una única hoja (puedes descargar mi versión en la zona de descargas). También me gusta tener a la vista el calendario mensual (mi agenda ideal reserva una página para cada mes) y crear calendarios semanales a mano para organizar las tareas que resuelvo al volver a casa. Estos son algunos ejemplos de lo que apunto en cada uno de ellos:

  • Calendario anual: visitas a profesionales de la salud y de la estética, que son anuales o semestrales e intento que sean en el mismo mes siempre, revisión de los medicamentos que tenemos en casa (en enero, para facilitar el descarte), la limpieza general de la casa o la aportación al plan de pensiones (final de año).
  • Calendario mensual: repaso de los gastos del mes, organización de los recuerdos (fotografías que queremos imprimir o incluir en un álbum) o la planificación del menú mensual.
  • Calendario semanal: artículos del blog, publicaciones en redes sociales, la compra semanal o tareas del hogar.

Imagen de Emma Matthews en Unsplash.